Por: Daniel Boaglio Asesoramiento at Independiente / Technical Advisor
Cuando realizaba la parte experimental de mi tesis doctoral -hace apenas 36 años-, trabajaba con técnicas cromatográficas en fase gaseosa. Las sustancias a separar eran tan similares estructural y polarmente que se parecían a dos isómeros, además, para complicar un poco mas...¡eran gases!. Luego de minucioso trabajo logré la separación pero había otro punto complejo: la cuantificación. Si bien el mundo digital avanzaba, en Argentina cuantificadores digitales no estaban a mi alcance ni de la universidad, por tanto, lo único que podía hacer es una cuantificación geométrica: via “triangulación” de picos, vía “rectángularizacion” o vía integración con un integrador arquitectónico (cuando lo conocí ya era tarde para mi trabajo, pero quede fascinado). Luego de experimentar, estandarizar y comprobar llegué a la conclusión que tenia un error del 1% y éste era el límite de mi técnica.
Hace unos dias, participé en un webinar de cromatografía. Sin lugar a dudas, el equipamiento ha cambiado tanto que hasta se podría confundir entre tantos existentes en un laboratorio, sin embargo la terminologia no lo ha hecho aunque aparecen algunos términos nuevos para los “agregados” de hardware que antes no existían. Pero el error, el error de cuantificación, aun hoy con todo el bagaje técnico disponible ¡ha permanecido invariable!
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